Las integrantes del plantel ‘embajador’ debieron salir del estadio por sus medios e ir a sus casas en transporte público; su club no les facilitó el bus.
Lo paradójico, es que el equipo llegó a El Campín en el bus oficial de la institución, que posteriormente quedó para servicio del plantel masculino, que actuó a segunda hora.
Fue así como después de la derrota 0-1 en el primer clásico femenino de la historia que se disputó en ese escenario, las futbolistas debieron salir a la calle bajo su cuenta y riesgo.
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